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Palacio de la Bahía

El Palacio de la Bahía, en Marrakech, es una obra maestra del siglo XIX que refleja el esplendor de la arquitectura islámica. Sus patios de mármol, jardines sombreados y detalladas decoraciones en madera y azulejos lo convierten en un símbolo de la grandeza marroquí. Antiguo hogar de visires y sultanes, es una visita imprescindible para los amantes de la historia y el arte.

 

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Majestuoso y enigmático, el Palacio Bahía despliega su grandeza sobre ocho hectáreas de terreno en el corazón de Marrakech. Sus 160 habitaciones guardan historias centenarias entre muros que han sido testigos del esplendor de la realeza marroquí desde finales del siglo XIX. El nombre del palacio, "Bahía", rinde homenaje a "la bella" - la esposa predilecta del poderoso visir Ba Ahmed.

 

Historia breve
 

El Palacio de la Bahía es un palacio y un conjunto de jardines situados en Marrakech, Marruecos. Fue construido por el visir Ahmed ben Moussa a finales del siglo XIX, con la intención de ser el palacio más grande de todos los tiempos. Se dice que el visir dedicó este palacio a su esposa preferida. Su nombre significa el palacio de la bella o la brillante.


 

Descripción
 

El palacio tiene 160 habitaciones, dispuestas en una sola planta y a un mismo nivel, y varios patios. En tu paseo dentro vas a disfrutar de su decoración tan magnífica. La cual es una combinación entre la arquitectura árabe y andaluza. Distinguido por los mosaicos de sus paredes, los trabajos artísticos de las puertas de madera, la increíble decoración de los arcos y la gran belleza de los techos de madera cuidadosamente pintados.

 


Se puede visitar sólo un tercio del palacio; el resto es propiedad privada de la familia real. Lo más impresionante del palacio es el gran patio, llamado Patio de honor. A este patio da la imponente Sala de honor. Es la más lujosa y grande del palacio, utilizada en recepciones oficiales y cuyo techo pintado destaca por su belleza.

 

 

El Palacio de la Bahía se ha mantenido bien durante el último siglo por el gobierno marroquí y se utiliza actualmente para recibir a dignatarios extranjeros. Una parte del palacio está ocupado por el Ministerio de Cultura de Marruecos.

 

La Historia Cautivadora del Palacio Bahía

 

Los Cimientos de Si Musa

Los muros del Palacio Bahía comenzaron a elevarse durante la década de 1860, cuando Si Musa dio vida a su visión arquitectónica. Este notable personaje, nacido en el seno de una familia de esclavos negros, ascendió hasta las más altas esferas del poder marroquí, convirtiéndose en gran visir del sultán alauí Mohammed IV durante su reinado entre 1859 y 1873.

 

Si Mohammed El Mekki, el arquitecto maestro, plasmó los sueños de Si Musa en piedra y argamasa. El testimonio más antiguo de su obra perdura en el majestuoso "gran riad", cuyo jardín principal y las estancias del Dar Si Moussa en el sector norte revelan la grandeza de aquella época. Las inscripciones talladas en las dos cámaras principales que abrazan este jardín nos transportan a los años 1866 y 1867.

 

El Esplendor bajo Ba Ahmed

Ba Ahmed ibn Musa, heredero del legado de su padre, transformó el palacio en un monumento sin igual. Su ascenso al poder como hayib del sultán Hasán I culminó en 1894, cuando aseguró la corona para el joven Abd al-Aziz. Este movimiento estratégico le permitió proclamarse gran visir y, dada la juventud del monarca de dieciséis años, Ba Ahmed se convirtió en el verdadero soberano de Marruecos hasta su muerte en 1900.

 

Durante su época dorada, Ba Ahmed expandió los dominios del palacio con una visión extraordinaria. Su genio arquitectónico floreció especialmente en la zona sur, donde creó un mosaico de patios íntimos y jardines riad. El Gran Patio, su obra maestra construida entre 1896 y 1897, deslumbra con sus suelos de mármol de Carrara.

 

La zona oriental del palacio revela otro aspecto de su visión: un extenso parque coronado por una majestuosa alberca, conectado por un puente elegante. En 1898, su refinamiento arquitectónico alcanzó nuevas cotas con el diseño de una suite privada para Lalla Zaynab, su primera esposa, estratégicamente ubicada entre el Gran Patio y el Riad Grande.

 

El Misterio del Nombre 'Bahía'

Al-Bahia, que significa "la brillante" o "la bella" en árabe, encierra su propio misterio. Los estudiosos debaten su origen: mientras algunos ven en el nombre un reflejo de la deslumbrante arquitectura del palacio, otros tejen una historia más romántica, vinculándolo a la esposa predilecta de Ba Ahmed.

 

Esta última interpretación cobra especial relevancia al considerar la vida personal del visir. Sus aposentos albergaban no solo a cuatro esposas oficiales sino también a veinticuatro concubinas, revelando la fascinante complejidad de la vida cortesana marroquí del siglo XIX.

 

Recorrido por las Maravillas Arquitectónicas

Los pasillos serpenteantes del Palacio Bahía tejen un tapiz arquitectónico donde cada recoveco susurra secretos de la artesanía marroquí más refinada. Este prodigio de la arquitectura, extendido sobre ocho hectáreas en una sola planta, fusiona magistralmente los estilos árabe y andaluz.

 

El Impresionante Patio de Honor

El Patio de Honor, verdadero corazón palpitante del palacio, despliega su majestuosidad sobre 1.500 metros cuadrados. Este espacio sobrecogedor, que mide 50 por 30 metros, luce un fastuoso manto de mármol de Carrara entrelazado con zelijs, los característicos mosaicos geométricos marroquíes. Una galería señorial, sostenida por 52 columnas de madera decapada, abraza el perímetro del patio, conduciendo a ochenta aposentos que antiguamente conformaban el harén del visir.

 

Tres fuentes emergen del centro del patio, vestigios de un oasis de serenidad que antaño refrescaba el ambiente. La imponente Sala de Honor, con sus 20 por 8 metros, se asoma a este espacio como testigo silencioso de las grandes recepciones que aquí se celebraron.

 

Los Techos de Cedro: Joyas Ocultas

Los techos del palacio, milagrosamente preservados del saqueo tras la muerte de Ba Ahmed, constituyen auténticos tesoros arquitectónicos. Estos artesonados, tallados principalmente en cedro del Atlas Medio, evocan la imagen de navíos invertidos.

 

La Sala del Consejo exhibe quizás los ejemplares más deslumbrantes, donde cada techo narra su propia historia a través de policromías exquisitas y motivos geométricos y florales. Las paredes, revestidas de porcelana, danzan en perfecto contraste con estos cielos de madera policromada.

 

Jardines y Fuentes que Evocan el Paraíso

Los jardines, fieles al diseño riad tradicional, dividen su geometría en cuatro sectores simétricos. Naranjos, cipreses y jazmines entrelazan sus aromas con palmeras y olivos, creando un refugio de sombra y frescor. Este vergel, salpicado de fuentes murmurantes, ofrecía un contraste paradisíaco con el bullicio de Marrakech.

 

El Harén: Historia y Misterios

El harén emerge como el espacio más enigmático del palacio, donde moraban las cuatro esposas oficiales de Ba Ahmed junto a sus veinticuatro concubinas. Este santuario femenino, vedado a toda presencia masculina excepto la del visir, mantiene una conexión directa con el Gran Patio.

 

La suite privada de Lalla Zaynab, primera esposa del visir, ocupa un lugar privilegiado entre el Gran Patio y el Riad Grande, testimonio arquitectónico de su elevada posición en la jerarquía del palacio.

 

Consejos Prácticos para una Visita Memorable

El esplendor del Palacio Bahía merece una planificación cuidadosa. Los siguientes detalles prácticos maximizarán cada momento de tu exploración por este tesoro arquitectónico.

 

Momentos Ideales para tu Visita

Las suaves brisas primaverales y otoñales crean el escenario perfecto para descubrir el palacio. Marrakech regala temperaturas placenteras entre 20 y 25 grados Celsius durante estas estaciones doradas. Los meses estivales de julio y agosto, cuando el termómetro sobrepasa los 40°C, resultan menos propicios para apreciar los detalles arquitectónicos.

 

Los primeros rayos del sol iluminan las mejores experiencias en el palacio. Las visitas matutinas, desde su apertura a las 9:00, o los momentos posteriores al almuerzo, revelan los espacios con menor concurrencia. El palacio da la bienvenida a sus visitantes diariamente hasta las 17:00.

 

El Camino hacia el Palacio

El palacio emerge majestuoso a pocos pasos de la mítica plaza Jamaa el Fna. Los paseantes encontrarán su entrada siguiendo la Rue Riad Zitoun el Jdid, que parte desde la esquina del restaurante Marrakchi. Apenas dos millas separan este tesoro del corazón de Marrakech.

 

Los viajeros disponen de diversas opciones para su travesía. La línea 19 del Airport Shuttle Bus ofrece un trayecto pintoresco de 16 minutos por apenas 3,82 euros, partiendo cada 10 minutos desde la estación Bab doukkala hacia Jamaa El Fna. Los "petit taxis" brindan una alternativa veloz, completando el recorrido en 4 minutos por una tarifa entre 3,82 y 5,73 euros.

 

Entradas y Experiencia Guiada

Las puertas del palacio se abren ante los visitantes por 70-100 dirhams marroquíes (aproximadamente 7-10 euros). Los pequeños exploradores disfrutan de una tarifa especial de 30 MAD.

 

Los salones del palacio, despojados de su mobiliario original y carentes de señalización en español, cobran vida a través de las narrativas de los guías expertos. Sus relatos, disponibles en diversos idiomas, tejen la rica historia del palacio con sus elementos arquitectónicos. Una hora permite un recorrido general, aunque los amantes del detalle podrían dedicar más tiempo a desentrañar los secretos de este tesoro marroquí.

 

Capturando la Magia: El Arte Fotográfico en el Palacio

El Palacio Bahía despliega un festín visual que cautiva a todo fotógrafo que cruza sus puertas. Sus patios bañados en luz, detalles arquitectónicos minuciosos y juegos de sombras convierten cada rincón en un lienzo viviente que espera ser capturado.

 

Rincones que Cuentan Historias

El majestuoso Patio de Honor reina como el escenario fotográfico supremo del palacio. Sus suelos de mármol de Carrara reflejan la luz cual espejo celestial, mientras las columnas centenarias crean marcos naturales que elevan cada composición. Los arcos, guardianes silenciosos del arte marroquí, tejen pasadizos entre patios y salas, regalando encuadres dignos de mil y una noches.

 

Los techos de cedro esconden tesoros visuales que desafían la gravedad. Sus taraceas policromadas danzan como navíos suspendidos en el tiempo, cada uno narrando su propia historia a través de patrones hipnóticos. Las puertas labradas entre estancias emergen como gigantes de madera, sus intrincados detalles susurrando secretos de artesanos ancestrales.

 

Los patios interiores revelan composiciones más íntimas, donde fuentes cantarinas dialogan con piedra antigua y vegetación exuberante. Las ventanas del harén enmarcan vistas hacia jardines secretos, como pinturas vivientes que cambian con cada hora del día.

 

La Danza de la Luz

El palacio muda su piel con el paso del sol. Los primeros rayos de la mañana acarician los patios principales con una suavidad única, dibujando sombras delicadas que realzan los tonos terrosos de sus muros centenarios.

 

El atardecer orquesta su propio espectáculo dorado. Las galerías cubiertas y pasillos arqueados se transforman en túneles de luz cálida, donde cada rayo pinta historias diferentes sobre las paredes milenarias.

 

Los fotógrafos más dedicados encontrarán su paraíso al amanecer, cuando el palacio despierta en soledad. Un consejo vital: las fotografías de personal de seguridad o sus vehículos están estrictamente prohibidas, preservando así la discreción que el palacio siempre ha atesorado.

 

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Conclusión

El Palacio Bahía emerge como una joya resplandeciente en el corazón de Marrakech, donde cada piedra susurra historias centenarias de poder, belleza y tradición. Este monumento soberbio entrelaza magistralmente la majestuosidad del Gran Patio con el misterio de sus jardines ocultos, tejiendo experiencias únicas para cada alma que cruza sus puertas.

 

Los secretos del palacio se revelan mejor durante las primeras luces del alba, cuando los rayos matutinos danzan sobre sus detalles arquitectónicos. Aunque solo un tercio de sus espacios recibe visitantes, estas salas privilegiadas bastan para transportarnos a la opulencia de la vida cortesana decimonónica.

 

El Palacio Bahía trasciende su papel como mero testigo histórico - late como el corazón vivo del genio arquitectónico marroquí. Sus artesonados de cedro, patios solemnes y jardines serenos continúan hechizando a viajeros del mundo entero, perpetuando la misma magia que cautivó a los cortesanos durante el reinado de Ba Ahmed. Este legado perdurable nos recuerda que algunas maravillas, como el tiempo mismo, solo mejoran con el paso de los siglos.

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FAQs

 

Q1. ¿Cuál es el origen del nombre "Palacio de la Bahía"? 

El nombre "Bahía" significa "la brillante" o "la bella" en árabe. Aunque existen diferentes teorías, una interpretación popular sugiere que el palacio fue nombrado en honor a la esposa favorita del visir Ba Ahmed.

 

Q2. ¿Cuánto tiempo se necesita para visitar el Palacio de la Bahía?

 Generalmente, una hora es suficiente para recorrer las instalaciones principales y tomar fotografías. Sin embargo, si deseas explorar los detalles arquitectónicos en profundidad, podrías necesitar más tiempo.

 

Q3. ¿Cuál es la mejor hora del día para fotografiar el palacio?

 Las primeras horas de la mañana son ideales para fotografiar los patios principales, cuando la luz suave realza los colores de las paredes. El atardecer también ofrece una luz cálida que crea efectos fotogénicos en las galerías y pasillos.

 

Q4. ¿Es necesario contratar un guía para visitar el Palacio de la Bahía?

 Aunque no es obligatorio, se recomienda contratar un guía. El palacio carece de carteles explicativos en español, por lo que un guía puede proporcionar valiosa información sobre la historia y arquitectura del lugar.

 

Q5. ¿Qué áreas del Palacio de la Bahía están abiertas al público?

Actualmente, los visitantes pueden explorar aproximadamente un tercio de las dependencias del palacio. Entre las áreas más destacadas se encuentran el Gran Patio, la Sala de Honor, y varios jardines y habitaciones del antiguo harén.