La Plaza de Mohamed V Casablanca
La Plaza de Mohamed V es el epicentro de Casablanca, rodeada de edificios de estilo morisco y colonial francés. Con su fuente iluminada y jardines, es un punto de encuentro para locales y turistas. Desde aquí, se pueden admirar el Palacio de Justicia y el Banco de Marruecos. Su ambiente animado la convierte en una visita imprescindible para conocer la esencia moderna y elegante de la ciudad.

Plaza Mohammed V reina majestuosa sobre el paisaje urbano de Casablanca, tejiendo historias centenarias entre sus adoquines y monumentos. Miles de casablanqueses confluyen diariamente en este espacio emblemático, punto neurálgico de una metrópolis que alberga cinco millones de almas inquietas.
Los primeros trazos de esta plaza surgieron bajo el Protectorado Francés a principios del siglo XX, plasmando una extraordinaria simbiosis arquitectónica entre el refinamiento Art Déco y la suntuosidad Hispano-Morisca. Sus antiguos nombres, Grande Place y Place de France, evocan épocas pasadas mientras edificios señoriales como la Prefectura de 1930 custodian sus límites. El corazón palpitante de la plaza late en su majestuosa fuente central, cuyas aguas danzan bajo luces nocturnas mientras bandadas de palomas trazan arabescos en el aire.
Más allá de su innegable esplendor arquitectónico, esta plaza encarna el alma cultural de Casablanca. Sus espacios cobijan manifestaciones artísticas, celebraciones patrióticas y encuentros ciudadanos, transformándola en un libro abierto donde cada piedra narra capítulos de la memoria colectiva marroquí.
¿Dónde se ubica esta plaza?
La Plaza de Mohammed V situada al sur de la plaza de las Naciones Unidas con la que se comunica gracias a la avenida de Hassan II, se trata de uno de los lugares más importantes para la ciudad, un centro neurálgico considerado, para muchos marroquíes, como el corazón de esta localidad de unos cinco millones de habitantes.
Historia
La Plaza de Mohammed V recibe su nombre en honor al que fuera rey de Marruecos y uno de los principales artífices de la independencia de su país del colonialismo francés. Nacido en Rabat en 1909, Mohammed sucedió a su padre en 1927 en el trono de Marruecos, aunque, durante dos años, tuvo que permanecer fuera de su país (primero en Córcega y luego en Madagascar) exiliado por mandato de los franceses.
La plaza está rodeada de espléndidos edificios, muchos de ellos de estilo "mudéjar" (que combinan influencias marroquíes y francesas), entre los que se destacan el Palacio de Justicia, el Consulado de Francia, el Banco Nacional, la Prefectura y el edificio del Correo.
Usted podrá tener una vista espectacular de Casablanca desde una torre de 50 metros de altura que se encuentra justo al lado de la Prefectura. Completando el área está el Consulado de Francia, donde podemos ver la estatua ecuestre del general francés Hubert Lyautey en el interior, y que se encuentra en el centro de la plaza desde hace años

Orígenes de la Plaza Mohammed V: Del Protectorado Francés a Símbolo Nacional
Los cimientos de la Plaza Mohammed V emergen de las profundidades del periodo colonial francés en Marruecos. Este espacio monumental, hoy emblema radiante de la soberanía marroquí, germinó como semilla del ambicioso proyecto colonial galo.
La Visión Urbanística de Lyautey y Prost
El destino urbanístico de Casablanca tomó un giro decisivo en 1913, cuando el Residente General Hubert Lyautey confió al visionario arquitecto Henri Prost las riendas del desarrollo urbano marroquí. Juntos esculpieron el lienzo urbano de Casablanca, transformándola en un laboratorio viviente del "urbanisme d'avant-garde".
Lyautey, maestro estratega del urbanismo colonial, orquestó la creación de "villes nouvelles" preservando celosamente las "villes indigènes", trazando fronteras invisibles entre la medina ancestral y los nuevos barrios europeos. 1916 marcó el nacimiento del plan radio-concéntrico de Prost, un diseño magistral donde las arterias urbanas fluían cual ríos desde el puerto hasta abrazar la medina.
Inspiración en la Plaza Stanislas de Nancy
Los recuerdos de Nancy, ciudad natal de Lyautey, resonaron en cada trazo de la futura Plaza Mohammed V. La majestuosa Plaza Stanislas prestó su elegancia a este nuevo espacio marroquí, reflejándose en la disposición armoniosa de edificios y las explanadas sombreadas por majestuosos ficus.
El espíritu del Palacio Real de París también dejó su huella indeleble: galerías elegantes, avenidas arboladas y una geometría perfecta de formas cuadradas y rectangulares. Joseph Marrast, arquitecto del Palacio de Justicia, recibió el desafío de entretejer la grandeza francesa con la delicadeza árabe.
De 'Grande Place' a Plaza Mohammed V: El Cambio de Nombre y su Significado
La plaza danzó entre nombres diversos: "Grande Place", "Place de France", "Plaza de la Victoria", "Plaza Administrativa", "Plaza del Mariscal Lyautey". Las décadas de 1920 y 1930 vieron florecer joyas arquitectónicas: el Palacio de Justicia, el Círculo Militar, el Banco Al-Maghrib, la Oficina Central de Correos, el edificio de la Wilaya y el Consulado General de Francia.
El destino reservó su momento más glorioso para 1956, cuando los muros de la plaza resonaron con los ecos de la independencia marroquí. Rebautizada como Plaza Mohammed V, en honor al sultán artífice de la libertad nacional, este espacio transcendió su origen colonial para convertirse en santuario de la soberanía marroquí.
Arquitectura que cuenta historias: Los Edificios Emblemáticos
La Plaza Mohammed V despliega un fascinante museo arquitectónico bajo el cielo casablanqués. Cada edificio narra capítulos de la historia marroquí mediante una sublime fusión de estilos Art Déco y neomorisco, testigos pétreos de momentos decisivos en el devenir nacional.
El Palacio de Justicia: Poder y Tradición
Majestuoso centinela de la plaza, el Palacio de Justicia emerge cual testimonio del genio creativo de Joseph Marrast en 1923. Sus muros encierran una magistral sinfonía arquitectónica donde dialogan armoniosamente las tradiciones francesas y marroquíes.
El encargo que recibió Marrast exigía una delicada danza entre preceptos galos y motivos árabes. Bebiendo de fuentes marroquíes y andalusíes, el arquitecto esculpió portales imponentes y mosaicos deslumbrantes. El resultado resplandece con detalles moriscos, estableciendo cánones arquitectónicos que las demás edificaciones seguirían fielmente.
La Prefectura: Cuna de la Independencia
La Prefectura de Casablanca-Anfa, joya administrativa colonial conocida también como Edificio Wilaya, emergió bajo el cincel visionario de Marius Boyer en 1937.
Sus puertas se abrieron por primera vez ante el Sultán Mohammed V en 1930. Ventanales arqueados y fachadas ornamentadas tejen un tapiz donde art-decó y elementos neo-árabes danzan en perfecta armonía.
Sin embargo, sus piedras guardan un secreto más valioso: aquí resonaron las palabras de Mohammed V proclamando la independencia marroquí en 1956, transformando este bastión colonial en santuario de libertad.
El Edificio de Correos: Tesoro Art Déco
La "Grande Poste" resplandece cual gema arquitectónica en el corazón de Casablanca. Este prodigio, nacido del talento de Adrien Laforgue entre 1918 y 1920, representa el matrimonio perfecto entre neo-morisco y modernismo.
Albert Laprade lo coronó como "paradigma absoluto; clara, concisa y práctica, destinada a provocar la envidia francesa". Durante cien años, este centinela postal ha custodiado la intersección del Boulevard de París y Boulevard Hassan II, tejiendo historias entre sus columnas y arcadas.

Testigo de Momentos Históricos: Eventos que Cambiaron Marruecos
Las piedras centenarias de la Plaza Mohammed V custodian memorias de acontecimientos que moldearon el destino marroquí. Cada rincón de este espacio sagrado susurra historias de libertad, resistencia y transformación nacional.
La Proclamación de Independencia de 1956
Los adoquines de la plaza vibraron con júbilo aquel histórico 1956, cuando sus espacios acogieron el nacimiento de un Marruecos soberano. El eco de la libertad resonó el 2 de marzo, momento cumbre tras la firma de la Declaración Franco-Marroquí en París.
El destino tejió su tapiz dorado cuando el Sultán Mohammed V, artífice de la emancipación nacional, regresó victorioso de su exilio madagascarí el 16 de noviembre de 1955. Sus pasos sobre la plaza marcaron el ocaso definitivo del dominio colonial.
Manifestaciones y Celebraciones Nacionales
Los muros de la plaza guardan ecos de fervor patriótico. Cada 20 de agosto, el espacio cobra vida celebrando la Revolución del Rey y el Pueblo, gesta heroica que sacudió los cimientos del poder colonial. Entre 1953 y 1956, cuando aún respondía al nombre de Grande Place, estas piedras contemplaron manifestaciones que encendieron la llama nacionalista. Hoy, la plaza late al ritmo de festividades que celebran el espíritu marroquí.
Visitas de Dignatarios Internacionales a lo Largo del Tiempo
Personalidades ilustres han dejado su huella en este escenario diplomático. Las palabras del general Charles de Gaulle flotaron sobre la plaza en 1943, mientras los generales Georges Catroux y Gabriel Puaux escuchaban atentos.
Los tiempos modernos han visto desfilar figuras como Xi Jinping, tejiendo lazos de cooperación sino-marroquí, y Emmanuel Macron, reafirmando vínculos históricos franco-marroquíes. Cada visita añade un nuevo capítulo a la crónica diplomática de este santuario nacional.
La Plaza que Nunca Duerme: Transformación Día y Noche
Las sombras vespertinas despiertan el alma nocturna de la Plaza Mohammed V, revelando matices ocultos de este santuario casablanques. El bullicio administrativo diurno cede paso a una sinfonía de luces y vida social que seduce por igual a lugareños y viajeros.
El Espectáculo de la Fuente Iluminada
La fuente monumental reina soberana sobre las noches de la plaza. Esta joya de artesanía marroquí despierta al ocaso, cuando rayos luminosos danzan sobre sus zelliges ancestrales y bronces esculpidos. Chorros de agua tejen patrones hipnóticos, ocasionalmente al compás de melodías orientales, cautivando miradas absortas.
El manto nocturno transforma radicalmente el espíritu de la plaza. Donde antes reinaba el protocolo administrativo, ahora florecen encuentros románticos bajo las estrellas. Los edificios circundantes cobran nueva majestuosidad, sus fachadas bañadas en luz artificial narran historias diferentes.
Cafés y Vida Nocturna Alrededor de la Plaza
Los aromas del té marroquí y dulces tradicionales perfuman el aire nocturno. Cafeterías y comercios bordean la plaza, ofreciendo refugio a quienes buscan contemplar el espectáculo humano. Establecimientos como Le Jasmine, Al Mounia y Le Cuisto Traditionnel deleitan paladares con auténticos sabores marroquíes.
Casablanca concentra su pulso nocturno en dos corazones: La Corniche y el centro histórico, donde late la Plaza Mohammed V. Esta última zona acoge restaurantes selectos y bares íntimos, mientras clubes cercanos prometen noches memorables.
Al caer el sol, familias casablanquesas pueblan la plaza, buscando la caricia fresca del aire nocturno. Los fines de semana y festivos, el espacio vibra con energía especial, cuando generaciones enteras tejen momentos de convivencia bajo el cielo estrellado.
Conclusión
La Plaza Mohammed V trasciende su naturaleza física para erigirse como alma palpitante de Casablanca. Este santuario urbano ha metamorfoseado desde sus raíces coloniales hasta convertirse en guardián eterno de la identidad marroquí.
Los muros centenarios susurran melodías arquitectónicas donde Art Déco y neo-morisco danzan eternamente, mientras edificios señoriales custodian memorias de momentos decisivos que esculpieron el destino nacional. Cada piedra, cada arco, cada mosaico narra capítulos de la epopeya marroquí.
El sol dibuja sombras cambiantes sobre este lienzo urbano, revelando dos rostros distintivos del espacio. Las horas diurnas acogen el pulso administrativo y encuentros ciudadanos, mientras el manto nocturno despierta sinfonías luminosas que hechizan tanto a hijos de Casablanca como a peregrinos foráneos.
La Plaza Mohammed V permanece cual centinela del tiempo, tejiendo pasado y presente en su tapiz cotidiano. Entre sus columnas y fuentes, historia y modernidad entrelazan sus destinos, componiendo una melodía única que resuena con la esencia misma de Casablanca, joya resplandeciente del reino marroquí.
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