Las diosas egipcias ocuparon un lugar privilegiado en una civilización donde las mujeres gozaban de más derechos que en otras culturas antiguas como la griega. De hecho, desde la fundación del estado egipcio alrededor del 3100 a.C., la religión y las ofrendas a los dioses formaban parte fundamental de la vida cotidiana.
Los antiguos egipcios desarrollaron un rico sistema politeísta donde las deidades femeninas representaban fuerzas naturales, aspectos de la vida cotidiana y conceptos fundamentales como la maternidad y la justicia. Algunas de estas diosas, como Isis, alcanzaron tal relevancia que su influencia se extendió hasta el Imperio Romano, y su imagen con Horus en brazos llegó a inspirar las representaciones cristianas de la Virgen María con el niño Jesús.
Este artículo explora los símbolos y poderes místicos de las principales diosas egipcias, desde las protectoras del hogar hasta las guardianas del más allá, revelando cómo estas deidades conectaban lo terrenal con lo divino y regulaban aspectos cruciales de la vida en el antiguo Egipto.