Al-Masjid an-Nabawi, la Mezquita del Profeta en Medina, es el segundo lugar más sagrado del Islam. Construida originalmente por el profeta Mahoma en el año 622, ha sido ampliada y renovada durante siglos hasta convertirse en uno de los complejos religiosos más importantes para los musulmanes, donde también reposan las tumbas del Profeta, Abu Bakr y Úmar.
Tras la Hégira en 622, Mahoma eligió el lugar de la mezquita cuando su camello se detuvo sobre un terreno vacío. El Profeta participó personalmente en su construcción, que consistía en una estructura sencilla de ladrillos de barro y troncos de palmera.
La mezquita se convirtió en el centro de la comunidad musulmana: espacio de oración, escuela, asamblea y sede judicial. Su papel fue fundamental para el desarrollo del Islam naciente.
La primera estructura ocupaba unos 1050 m² y se componía de:
La orientación inicial hacia Jerusalén cambió posteriormente hacia La Meca, lo que implicó pequeñas modificaciones.
Al-Walid ordenó la primera gran ampliación, añadiendo minaretes, un mihrab definido y duplicando el espacio original.
Se añadieron más columnas y puertas que facilitaron el acceso. Tras un incendio en el siglo XIII, los Mamelucos restauraron la estructura.
El símbolo más reconocido —la Cúpula Verde— fue renovado y finalmente pintado de verde en el siglo XIX. Abdul Megid I realizó una gran restauración de casi toda la mezquita.
Desde 1951, se realizaron ampliaciones que llevaron el complejo a más de 82,000 m². La expansión del rey Fahd incluyó innovaciones como las sombrillas retráctiles y nuevos minaretes.
Situada sobre la tumba del Profeta, obtuvo su color actual en 1837. Es uno de los símbolos más identificables de la mezquita.
El mihrab señala la dirección de La Meca. El minbar actual, mucho más elaborado que el original utilizado por el Profeta, fue incorporado durante la era otomana.
Instaladas en 2010, brindan sombra y reducen la temperatura del patio exterior, mejorando el confort de los peregrinos.
Los diez minaretes actuales alcanzan 103 metros de altura y representan la identidad visual del complejo.
Ubicada bajo la Cúpula Verde, se encuentra tras una reja dorada. Es uno de los lugares más visitados por los peregrinos.
Reposan junto al Profeta, de acuerdo con sus deseos y la tradición islámica.
Entre la casa del Profeta y su púlpito se encuentra este espacio considerado “uno de los jardines del Paraíso”, marcado con una alfombra verde y de acceso regulado.
Integrada al complejo con el paso del tiempo; su ubicación y la de su tumba son motivo de debate entre eruditos.
Las palabras del Profeta destacan su relevancia: es uno de los tres lugares a los que se recomienda viajar para visitar una mezquita. Orar aquí tiene un valor espiritual multiplicado.
Visitarla no es obligatorio, pero muchos peregrinos lo consideran un complemento espiritual fundamental a su viaje a La Meca.
La Mezquita del Profeta ha evolucionado desde una estructura sencilla hasta un complejo monumental que combina historia, espiritualidad y arquitectura. Sus ampliaciones sucesivas reflejan el profundo respeto hacia uno de los lugares más venerados del Islam, donde millones de fieles encuentran inspiración y conexión espiritual cada año.
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